«Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas.» – Juan 12:24, NTV
«La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia.» – Tertullian, 197 D.C.
Después de experimentar un avivamiento tan increíble en Bolivia (mira el devocional de ayer), Julio Cesar Ruibal y su esposa, Ruth, fueron llamados por Dios en 1978 para mudarse al norte de Colombia. Sin embargo, el avivamiento no surgió tan rápidamente como sucedió en Bolivia. Cali, Colombia, fue uno de los mayores exportadores mundiales de cocaína, exportando aproximadamente 500 millones de dólares en cocaína cada mes. La ciudad estaba controlada por cárteles, las prácticas ocultistas eran comunes y, en promedio, quince personas eran asesinadas todos los días.
La iglesia en la ciudad no estaba bien en medio de esta oscuridad, ya que no tenía ningún aspecto de unidad. Ruth Ruibal dijo que «no había realmente unidad entre las iglesias. Cada uno hacía lo suyo y el otra decía: ‘Dios te bendiga hermano, diviértete en tu iglesia, pero esta es mi iglesia y esto es lo que yo hago.'» Otro pastor dijo que «las alianzas pastorales eran simplemente una caja de archivos y nada más. Cada pastor trabajaba separado por su cuenta; nadie se unía.»
Cuando Julio y Ruth se pusieron a trabajar, Julio pronto tuvo un desacuerdo con otro pastor en la ciudad y se separó de la ya débil asociación de pastores. Dios habló con Julio y le dijo: «No tienes derecho a ofenderte. Tienes que perdonar.» Julio se dio cuenta de que si iba a reflejar a Jesús, no podía sentirse ofendido de ninguna manera. Julio regresó a la asociación del pastor y rogó su perdón, citando la necesidad urgente de la unidad a la luz de los increíbles desafíos que enfrentaban la ciudad. Contra todo pronóstico, la familia Ruibal y su pequeño equipo hicieron lo único que sabían hacer: ayunar y orar. En sus oraciones, se enfocaban en la falta de hambre de la iglesia por la oración, la falta de unidad y de santidad.
En 1995 (17 años después de mudarse a Cali), los Ruibal intentaron su primer evento para la unidad con un pequeño grupo de pastores, en el auditorio cívico de la ciudad. Muchos dijeron que fracasaría, pero de todos modos avanzaron con el plan. Esperaban que sólo unos pocos miles asistieran, pero para su sorpresa, ¡más de 25,000 personas vinieron! Durante el evento, pasaron mucho tiempo en oración, atando a los principados y la oscuridad sobre la ciudad. Hubo un punto en el que el alcalde de Cali salió al podio y declaró públicamente «¡Cali pertenece a Jesucristo!» El auditorio se llenó de energía y la multitud se quedó y oró hasta las 6 de la mañana.
Dos días después del evento de oración de toda la noche, los titulares del periódico decían: «¡No hay homicidios!» Era la primera vez desde que alguien pudiera recordar algo así. ¡Cali pasó un fin de semana entero sin un solo asesinato! Diez días después, el primer narcotraficante fue arrestado. A medida que la iglesia ayunaba y oraba en unidad, la oscuridad comenzó a irse.
Lleno de fe, los líderes unidos de las iglesias alquilaron el estadio más grande de la ciudad, el estadio de fútbol Pascual Guerrero, de 55,000 personas. Más de 60,000 creyentes vinieron, representando a muchas denominaciones diferentes. La iglesia recuperó su poder a través del ayuno, la oración, y la unidad y una vez más había encontrado su rugido!
Ese verano del año 95, el gobierno Colombiano declaró una guerra total contra los cárteles de la droga, despachando 6,500 comandos élites para aprehender a los cabecillas del cártel. En los primeros nueve meses cuando las iglesias unidas comenzaron a orar juntas, seis de los siete mayores narcotraficantes fueron arrestados. El séptimo narcotraficante se entregó nueve meses después. Además, 900 agentes de policía con vínculos con el cártel fueron despedidos. Julio Ruibal declaró que «¡toda la atmósfera espiritual de Cali ha cambiado!»
En medio de esto, Julio comenzó a recibir amenazas de muerte de un narcotraficante vecino que estaba en una disputa con Julio sobre los derechos de propiedad. En respuesta a esto, Julio se postró para orar y ayunar para hallar entendimiento. En el tercer día de su ayuno, el Señor le habló a Julio y le dijo: «Él [tu vecino] te hará mucho daño, pero de lo que él haga, el avivamiento en Cali surgirá.»
El 13 de diciembre de 1995, Julio se dirigió a una reunión pastoral por la tarde. Cuando Julio puso un pie fuera de su coche, dos hombres armados lo estaban esperando. Julio fue asesinado a tiros.
“Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.” – Salmos 116:15 (NVI)
El día que fue martirizado, Julio estaba en el sexto día de un ayuno prolongado, orando para que Dios fortaleciera la unidad de la iglesia emergente de Cali. Aunque se había avanzado en el ámbito de la unidad, Julio sabía que la unidad era algo frágil. Pero Julio no sabía que su muerte sería el catalizador para el fruto de sus oraciones.
1,500 personas se reunieron en el funeral de Julio, incluyendo muchos pastores que no habían hablado entre sí en meses o años. Después del funeral, los pastores se retiraron y dijeron: «Hermanos, hagamos un convenio de caminar en unidad desde hoy en adelante. Que la sangre de Julio sea el pegamento que nos una en el Espíritu Santo.» Y así fue.
Más de 200 pastores firmaron el pacto de unidad. Juntos, estos pastores trazaron estratégicamente la ciudad y comenzaron a enfocarse en áreas clave con oración y evangelismo, con cada iglesia centrándose en su propia área circundante. Mientras los narcotraficantes caían y la salvación empezaba a llegar a todos los niveles de la sociedad, Ruth Ruibal dijo: «Dios comenzó a cambiar la ciudad porque Su pueblo finalmente se unió en oración.»
Para el año 1998, la iglesia de toda la ciudad estaba creciendo a un ritmo increíble. Cuando se le preguntó acerca de su plan de crecimiento de la iglesia, un pastor dijo: «No tenemos tiempo para planear. Estamos demasiado ocupados tirando las redes dentro del barco.» En una iglesia de 35,000 personas llamada Centro Cristiano de Amor y Fe, se le preguntó a un miembro del personal de la iglesia cuál era su secreto. Inmediatamente señalaron una sala de oración de 24 horas detrás del escenario y dijeron: «Ese es nuestro secreto.»
En realidad, no es un secreto. Es una invitación. 2 Crónicas 7:14 dice: «si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”
Este es el modelo que Dios creó antes del comienzo de los tiempos. Al continuar este ayuno de 40 días, deja que estas historias te llenen de fe por tu nación, que la oración y el ayuno traigan de regreso a Dios a tu nación. Como dijo George Otis Jr. con respecto a Cali, Colombia, «La ciudad que durante mucho tiempo ha tenido una reputación como exportador de la muerte, ahora es vista como un modelo de transformación comunitario. Se ha trasladado al negocio de la exportación de esperanza.»
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